Especialistas esperan que, este año, el nuevo sistema de facturación logre un mayor desarrollo con los ajustes que realizó recientemente la Dian y la definición de nuevas organizaciones de control operativo.
El próximo año será obligatorio el uso de factura electrónica.
La facturación electrónica entró en una etapa decisiva que llevará a su masificación este año: una evolución que se visualizaba desde 1995, cuando se dictaron las primeras normas tendientes a impulsar este sistema digital.
Para acelerar la adopción de este esquema, que será obligatorio de manera generalizada a partir del primero de enero de 2019, la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) definió que este año 4.500 contribuyentes implementen este sistema.
Para el país, la factura electrónica, como lo destacan especialistas, no solo significa un mayor control en materia tributaria, sino el pilar para la digitalización y la automatización, tecnologías que les permitirán a las empresas avanzar en su competitividad.
Según un estudio realizado por la firma Seres, era necesario que se definieran nuevas condiciones este año para darle mayor impulso a la implementación electrónica, debido a que hasta enero de este año solo 3% de las empresas del país habían iniciado el proceso.
Erick Rincón Cárdenas, experto en Derecho Tecnológico y docente de la Universidad del Rosario, señala que la labor que está desarrollando la Dian enfatiza en que la factura electrónica se convierta en un documento tributario, pero que hace falta que se sigan desarrollando las condiciones para que se imponga como título valor. “Como título, la factura permite que se den negociaciones como el factoring, mecanismo al que acuden muchas empresas para conseguir recursos o para que sirvan de respaldo al realizar acuerdos con los proveedores”, precisa Rincón Cárdenas.
Los detalles del funcionamiento del ecosistema de la factura electrónica –en concepto del experto– requiere así mismo de mayores avances porque, además de estos títulos con efectos tributarios, existen otros documentos equivalentes que necesitan un desarrollo digital.
“En muchas operaciones de compra y venta de servicios no se entrega una factura sino tiquetes, boletas y recibos, entre otros, que necesitan incluirse dentro de este entorno digital”, advierte.
Por su parte, Héctor José García Santiago, presidente ejecutivo de la Sociedad Cameral de Certificación Digital (Certicámara), dice que para tener facturas como título valor se debe elegir este año al operador del registro donde permanecerán estos documentos digitales por los términos de ley. Este trámite actualmente lo está llevando a cabo el Ministerio de Industria y Comercio.
“Es necesario que se adelante el proceso para escoger a los expertos que manejarán este registro y cuya licitación pública debería definirse en este primer trimestre del año”, resalta.
Adicionalmente, se requiere que la Dian precise las reglas de quién será el validador de facturas electrónicas, que es un requisito que introdujo la reciente Reforma Tributaria en el parágrafo primero del artículo 616-1 del Estatuto Tributario.
García Santiago considera que, solo cuando se seleccione el operador del registro y el validador, se podrá tener un completo panorama del alcance que tiene la facturación electrónica. El directivo afirma que, si bien hay un listado de grandes contribuyentes que desde ya deben trabajar en la implementación de la facturación electrónica, también hay oportunidades para las Mipymes.
Y no solo estas pueden avanzar con la plataforma gratuita que dispuso la Dian, sino que también pueden acudir a los operadores para recibir asesoría. Cálculos de Certicámara muestran que en Colombia hay cerca de 900.000 Pymes formalizadas, las cuales emiten más de 80 millones de facturas al año. Ello demuestra que definitivamente hay que impulsar el sistema en este mercado. Y, en el caso de Certicámara, luego de que el año pasado capacitara a más de 3.000 empresarios en el tema, espera brindarles apoyo a otros 5.000 en las sedes de las diferentes cámaras de comercio del país.
Si bien el proceso para lograr la implementación total de la factura electrónica aún requiere de algunos ajustes y definiciones, en general las empresas proveedoras de servicios ven con buenos ojos la forma como se está llevando a cabo este cambio y esperan que este año sea decisivo para su consolidación.
El mayor avance para este año sería la masificación de este instrumento, que permitirá que, en definitiva, las empresas que están obligadas a acoger este sistema puedan operar sin dificultades. El beneficio es para todos.
Características
Tal como lo explican especialistas de Carvajal Tecnología y Servicios, una factura electrónica, al igual que la física, es un documento que soporta transacciones de venta de bienes o servicios. La diferencia que tiene frente a la factura física es que su origen es electrónico, es decir, que desde el inicio se procesa de forma digital y no se trata de un documento escaneado. Este título debe cumplir con las condiciones tradicionales de expedición, recibo, rechazo y conservación. A su vez, las facturas se expiden utilizando un formato estándar llamado XML, establecido por la Dian, y su autenticidad se garantiza mediante una firma digital o electrónica, entre otras condiciones.