Raúl Serebrenik
Si desde el interior de la organización no hay un verdadero y sincero deseo de superación en este tema, los compendios de reglamentos o supuestas buenas prácticas poco o nada logran generar el impacto teórico que todos describen.
Soy muy escéptico sobre los diferentes estudios pues la realidad es que cuando uno toma como ejemplo una empresa donde su junta genera mucho valor y tiene un alto impacto positivo (podemos estudiar un número importante de empresas similares) requiere de una configuración diferente. En otras palabras, la configuración de una junta o comité asesor debería ser muy diferente en una misma empresa en los momentos donde apenas es un pequeño emprendimiento (StartUp), que cuando ya ha logrado llegar a un tamaño medio, o cuando desea proyectarse en el mercado financiero si ya logró un tamaño considerable.
Me sorprende ver cómo compañías de asesoría en temas de gobierno corporativo pretenden utilizar la misma receta para todos los casos. Pudiera ser que se requiere de algún componente homogéneo cuando se trata de analizar las normas de cumplimiento que exigen las regulaciones, o lo que dictamina las supuestas buenas practicas, sobretodo en los diferentes países o mercados de capitales, pero a la hora de evaluar el verdadero impacto estratégico los resultados resultan ser demasiado mixtos.
Lo que se denomina una junta o directorio certificado es lo que he determinado producto de estudiar en profundidad. Especialmente su aplicabilidad en las empresas de carácter familiar al pretender crear un nuevo estándar en la industria.
¿En qué consiste este nuevo estándar o certificación internacional?
Bajo un análisis específico se determina cuando su junta directiva es un “activo” para la organización, o sea es una junta que crea valor, y si este es un valor agregado cuantificable. En su defecto se puede encontrar que es un “pasivo”, solo genera gastos a la compañía y por ende destruye patrimonio.
Uno de los argumentos es que en los estados financieros esta pregunta no se refleja de manera adecuada, con esto se cuestiona si es viable establecer una especie de algoritmo que pudiera medir el valor agregado que supuestamente genera la junta directiva y si esto es lograble, entonces qué parámetros o dinámicas o procesos podemos afinar dentro de la junta directiva para que el valor agregado se incremente.
La solución o metodologías que se desarrolla dentro de su concepto y proceso de certificación, en muchos casos comienza con el diseño más adecuado del equipo de trabajo para el momento estratégico y los retos importantes que la organización está viendo en un período de tiempo determinado.
Con esto ensamblan con metodologías científicas el mejor equipo posible que pueda trabajar de manera colaborativa como un “equipo de alto impacto” para esa determinada compañía y el momento especifico que esta viviendo posteriormente pasan a optimizar las interacciones de los diferentes miembros de la junta con todo el sistema de la organización sin caer en la coadministración, estableciendo una serie de indicadores que miden el compromiso continuo de cada miembro de junta. Referente a temas específicos, optimizan las reuniones, así como las interacciones entre reunión y reunión como también logran con gran enfoque el cumplimiento de los objetivos definidos sin importar el tipo de organización , ni tampoco su tamaño, el proceso se acompaña con evaluaciones periódicas que dan indicación donde se deben ajustar los procesos o las diferentes interacciones con los miembros del grupo o con los elementos claves definidos de la organización, en otras palabra pocos elementos o casi ninguno se deja al azar siendo esto un proceso que se denomina de círculo virtuoso continuo.
Lo interesante es que hay organizaciones que lo logran para conseguir la certificación que cada tantos años es sujeta de evaluación, en otras palabras, es lograr un estado de excelencia que sí desean conservar, debe ser sujeto de evaluación cada cierto tiempo por el equipo de expertos.
Solo el hecho de someterse a una mejora continua, se garantiza un mejor impacto de una junta como equipo pueda lograr en las organizaciones sin importar el país o la vigencia de su regulación en los temas de gobierno corporativo.
Es deseable tener el mayor número de empresas posibles donde sus juntas directivas se conviertan en un centro de beneficios cuantificables en línea con las diferentes teorías, donde una buena junta es un activo que genera un valor agregado importante para la organización, de lo contrario como desafortunadamente ocurre en un alto número de juntas directivas, estas seguirán siendo solo de papel y su impacto seguirá siendo poco o nulo.
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