Pedro Colmenares, columnista online.
La definición que doy de lo que es una empresa, cuando me lo preguntan en alguna conferencia, es la siguiente: “un ente que crea, captura y distribuye valor a sus clientes de la forma más sostenible y eficiente posible”.
No es la única definición, seguro existen muchas otras, pero yo doy esta pues la he construido luego de muchos años de trabajo, en diferentes tipos de ecosistemas.La base de esta definición es el concepto de “generar valor”, ya muchas veces he escrito sobre el tema del valor, por lo cual no voy a ahondar en él, me gustaría más bien disertar un poco sobre la naturaleza misma del valor.
Cuando se genera valor real, los usuarios o clientes lo perciben, aunque muchas veces no puedan explicarlo. Piénselo bien, cuando usted escoge un restaurante, un supermercado o un tipo de zapatos, usted generó algún tipo de relación con esos productos o servicios y las relaciones necesitan algún tipo de intimidad para poder crearse; la intimidad requiere de muchos pasos y se basa principalmente en la confianza, que es un bien muy costoso pues para tejerla se requiere mucho tiempo y para perderla solo se necesitan segundos.
Generar un valor lo suficientemente sólido y real, como para que soporte el escrutinio que genera una relación, requiere comprometerse en serio con el proceso y lo que este significa.
Este es el tipo de valor que yo llamo “valor real”, se genera en organizaciones que están comprometidas con la excelencia, que saben su posición en el entramado social y que sobre todas las cosas, están dispuestas a ser parte de esa relación de la que hablaba antes.
Cuando el valor no es real, los usuarios o clientes no sienten ningún compromiso con la organización, no son fieles ni a las marcas ni a los productos, no sienten ninguna simpatía en particular.
Si usted desea generar este tipo de valor en su organización o en su ejercicio profesional, le sugiero que analice el símil que he estado usando en este texto, que no es más que el de “la relación”. Todos tenemos experiencia relacionándonos con otros seres humanos, debemos ser capaces de crear los mecanismos para poder crear esos lazos con nuestros usuarios o clientes.
Cuando usted le dice a un amigo o amiga que le importa, más que decirlo lo que debe hacer es hacérselo sentir y para ello hay que estar dispuestos a invertir tiempo y recursos a crear canales de comunicación, a generar códigos comunes y a entender lo que esa otra persona siente y piensa. Traducir estos conceptos al mundo empresarial, equivaldría a crear herramientas para escuchar al usuario o cliente, tener formas de recordar lo que nos a dicho por medio de sus pedidos, crear un lenguaje claro para que él no se confunda y sobre todo ser consecuente, si uno dice algo debe vivirlo.
Una empresa que está centrada en el cliente, debe tener recursos humanos que sean capaces de empatizar y no dejar que sus egos no dejen escuchar al usuario.
¿Cómo sabe usted que la cosa va bien?, lo primero se evidencia en los números, ventas deben ser el mejor indicador, y como segundo usted logrará que su usuario o cliente tenga una relación real y transparente con su organización.
Lo invito a que lo intente revísese y proceda, no se va arrepentir.
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