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Los retos que les esperan a los colombianos con inflación cerca al 6 %


Costo de vida este año llegó al 5,89 %. Alarma por efectos en servicios públicos, arriendos y salud.

El grupo de alimentos continuó presionando la inflación en el país, con 1,38 por ciento en octubre.
El grupo de alimentos continuó presionando la inflación en el país, con 1,38 por ciento en octubre.

Con un costo de vida del 5,47 por ciento para los 10 primeros meses del presente año, tal como lo reveló este jueves el Dane, los desafíos que les esperan a los colombianos en materia económica para el 2016 no son nada fáciles.
Octubre es, según el Dane, el mes con la tercera alza más alta en los precios al consumidor, con 0,68 por ciento en 2015, llevando la inflación al 5,89 por ciento para los últimos 12 meses. Así, la inflación anual es la más alta en seis años y medio. En ese periodo solo es superada por la de marzo del 2009, cuando llegó a 6,1 por ciento.
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El grupo de alimentos continuó presionando la inflación en el país, con 1,38 por ciento en octubre. Ese dato deja la inflación muy por encima de la meta del Banco de la República, que espera se ubique dentro del rango de 2 y 4 por ciento este año, y pone en verdaderos aprietos a Gobierno, empresarios y trabajadores, que deben conciliar un ajuste salarial para el 2016 que no se convierta luego en una espiral inflacionaria imparable, como dicen los analistas.
Ese es el riesgo más grave y, a su vez, más difícil de enfrentar en una coyuntura actual como la que vive el país, dicen los economistas consultados.
Lo justo sería, dice Munir Jalil, economista jefe para el Área Andina del Citibank, que el salario de los trabajadores colombianos subiera en línea con la inflación para no afectar su capacidad de compra.
Advierte que esa decisión termina presionando la inflación del año siguiente y así sucesivamente, con lo cual el tema de precios de productos y servicios termina siendo permanente y el costo de vida nunca descenderá.
Una vez se suben los salarios vienen el incremento en los costos laborales, los precios de los bienes y servicios se ajustan porque los empresarios no venden para perder, es decir, los costos laborales se trasladan al producto final y, en ese sentido, se genera el peor de los mundos porque se genera más inflación. Por eso, los salarios hay que subirlos menos que la inflación y claro que eso suena terrible”, explica el economista del Citibank.
Con un costo de vida por encima del 5,5 por ciento o quizás muy cerca del 6 por ciento, como creen los analistas del mercado que puede cerrar el año, el impacto para el bolsillo de la mayoría de colombianos será inminente, pese a que la junta directiva del Banco de la República y los propios agentes del mercado ven que estos niveles de inflación serán temporales.
“Vemos que estos niveles de inflación pueden extenderse unos ocho o 10 meses más, luego se iniciará un proceso de ajuste a la baja”, señala Daniel Velandia, gerente de Investigaciones Económicas de Credicorp Capital.
El problema está, por lo pronto, en los bienes y servicios que ajustarán sus precios en línea con la inflación que se registre en el 2015, siendo las finanzas de las familias de más bajos ingresos las que terminarán más afectadas.
El tema de arriendos, por ejemplo, golpeará a buena parte de las familias colombianas de estratos bajos que viven en esa condición, pues el ajuste de los arriendos en el 2016 se hará con base en la inflación causada este año.
No es lo único. Con una inflación que ronda el 6 por ciento, los servicios públicos, de salud, educación, los seguros y los créditos hipotecarios atados a la UVR tendrán ajustes importantes que terminarán menguando la capacidad de compra de cientos de hogares colombianos.
“Mientras más alta sea la inflación del 2015, se corre el riesgo de que el próximo año se sigan aumentando los precios en este tipo de productos y servicios y, de alguna manera, que esos precios altos se vuelvan más permanentes de lo que se esperaría si no hubiera una alta inflación”, dice Velandia.
Agrega que solo en servicios públicos, como el de aseo, cuando el IPC se incrementa en el acumulado se produce de inmediato un ajuste al alza en las tarifas.
El golpe fuerte sería en los arriendos, pues estos pesan cerca del 19 por ciento de la canasta básica, mientras que el impacto en los créditos hipotecarios no es tan significativo, no solo porque de cualquier forma será temporal sino porque, además, estos solo representan un 20 por ciento de los desembolsos de esta línea de crédito. La mayoría de préstamos para vivienda están atados a tasa fija, con lo cual las familias se favorecen.
Freno a nuevos empleos
Para el mercado laboral la alta inflación tiene un efecto perverso, no solo porque presiona al alza la tasa de desempleo, sino porque, además, frena la generación de nuevos puestos de trabajo, entre otras consecuencias.
Para Fabián García, economista sénior del BBVA, un ajuste alto del salario mínimo en momentos de desaceleración económica se traduce también en mayores costos de contratación de personal para las empresas, lo cual influye en las decisiones de inversión de las mismas.
“Es claro que se desestimula la contratación de nuevo personal, porque un salario mínimo alto eleva la carga prestacional de las empresas y desincentiva la formalización del mercado laboral”, señala el experto.
Algunos analistas consultados coinciden en que quizás el tema del ajuste salarial para el 2016 fue una de las razones de peso que tuvo la junta del Banco de la República para aumentar en 0,5 por ciento, a 5,25 su tasa de intervención.
Daniel Velandia, de Credicorp Capital, dice que no fue un tema de inflación, mientras que Munir Jalil, del Citibank, sostiene que “fue la negociación del salario mínimo lo que más pesó en la decisión de la semana pasada”.
Una decisión con la que se derrotó la posición del Gobierno, que propuso un alza en la tasa de intervención de 0,25 por ciento, como lo hizo saber ayer Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda y quien hace parte de la junta del Emisor.
La decisión del banco, incluso, no fue bien recibida por el propio presidente Juan Manuel Santos, quien dijo ayer, ante un grupo de empresarios, que “han debido aumentar 25 puntos base, hacerlo más gradualmente, para no correr el riesgo de “pegarle un frenazo a la economía en este momento”.

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