Esta semana vamos a reflexionar sobre la importancia de la claridad en el mensaje contable y la utilidad social que tiene el poder realizar operaciones en corto para castigar a quienes no son transparentes con su mensaje.
Al momento de dar un discurso o escribir algo que va a ser leído por un gran grupo de personas el exceso de adornos y la complejidad verbal llevan a que se pueda perder la confianza del público o a que el mensaje se diluya ante exuberancias innecesarias. Lo mismo sucede al momento de presentar informes financieros. La entrada de normas contables internacionales en Colombia es un primer paso para que podamos hablar un mismo idioma al momento de analizar empresas.
Esta semana vamos a reflexionar sobre la importancia de la claridad en el mensaje contable y la utilidad social que tiene el poder realizar operaciones en corto para castigar a quienes no son transparentes con su mensaje.
Quienes siguen las noticias financieras muy posiblemente saben quiénes son Bill Ackman y David Einhorn. Ellos pertenecen al grupo de inversionistas conocidos como value investors quienes utilizan el análisis minucioso de las expectativas estratégicas y financieras de una empresa para realizar sus apuestas.
Los resultados que han logrado estos dos gerentes han sido sobresalientes tanto en los largos, como en los cortos, sin embargo, los dos han logrado su mayor notoriedad apostando en contra de empresas cuyo modelo de negocio no es factible. (Disculpen el uso indiscriminado de la palabra apostar, pero como Ben Graham decía: en el corto plazo el mercado funciona como una máquina de encuestas mientras que en el largo plazo es una balanza, el problema es saber en qué momento se da el cambio. El analista fundamental le “apuesta” a que el mercado se dé cuenta rápidamente que está siendo irracional.)
Con respecto al proceso de inversión de estos gestores, una de las joyas de la literatura financiera es un libro escrito por David Einhorn hace unos años llamado Fooling some of the people all the time. Este documento describe todo el desarrollo lógico que siguió el autor para tomar la decisión de apostar en contra de un conglomerado llamado Allied Capital y la batalla política que tuvo con el regulador para desenmascarar el fraude contable.
En resumen la contabilidad de Allied estaba escondiendo varias artimañas utilizadas por la compañía para esconder pérdidas de valor de las inversiones. El exceso de complejidad contable fue el aspecto más importante para que Einhorn apostara en contra de esta empresa, la cual diluía la realidad de la compañía y tenía como único fin confundir a quien se encontraba tomando decisiones.
Paradójicamente, Bill Ackman, uno de los inversionistas más conocidos por su sentido común y gran amigo de Einhorn está siendo golpeado fuertemente a causa del exceso de complejidad en los balances de una de sus inversiones. Hace pocos días el modelo de negocio y los principios éticos de Valeant, una empresa en donde el fondo de Ackman tiene su mayor posición se vio cuestionado por Citron Research. Citron dirigida por Andrew Left argumenta que esta compañía esconde un fraude similar al de Enron en donde la empresa factura ventas a compañías vinculadas creando utilidades artificiales, y complementa la acusación con indicios de que las vinculadas se encontraban realizando esquemas para inflar el precio de los medicamentos.
Ackman, que es un experto en analizar modelos complejos de negocios, aparentemente no tuvo la capacidad de entender correctamente la información contable. Los informes se encontraban en el equivalente a un lenguaje arcaico de difícil interpretación. Los value investors se caracterizan por su experticia en la lectura de balances y en el análisis estratégico de las empresas. Si alguien como Ackman fue engañado ante la complejidad innecesaria de un balance imagínese lo que podría suceder con alguien que cuenta con un menor nivel de experiencia y conocimiento del modelo de negocio.
La estandarización contable a normas internacionales busca que prime el fondo sobre la forma. US GAAP, Colombian GAAP y todos los dialectos locales solo generan ruido al momento de tomar decisiones en un entorno global. Las empresas que muestren un exceso de complejidad deberían ser castigadas fuertemente por el mercado con una tasa de descuento más alta llevando a que su valor caiga.
Los inversionistas en corto con funciones activistas deberían estar pendientes de estas asimetrías de información, haciéndolas públicas y forzando a los directivos a responder con argumentos sólidos a los cuestionamientos. La minuciosa inspección del mercado lleva a que posibles burbujas revienten antes, cuando el rio suena piedras lleva.
Permitir que actores especializados puedan apostar en contra de empresas que no realizan correctamente su gestión de la información lleva a mayor transparencia en los manejos empresariales. Esto sucede siempre y cuando la gestión de la bolsa y del regulador se encuentre enfocada a la protección de los inversionistas y no de los emisores. Una empresa que se encuentra correctamente gestionada, con fuertes principios éticos y de información no debería temer a un ataque injustificado de los activistas en corto.