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Malas costumbres de gasto para acabar a los 30


Porque se trata de una de las décadas más importantes en la vida de cualquier persona, existen “malas mañas” que, de no combatirlas a tiempo, podrán traducirse en grandes agujeros en su presupuesto y pozos sin fondo para sus ahorros.

Malas costumbres de gasto para acabar a los 30

Malas costumbres de gasto para acabar a los 30

Ya en FP hemos hablado bastante de por qué es importante trabajar fuertemente en los buenos hábitos de dinero entre la década de los 20 y los 30, porque es cuando más errores pueden llegar a cometerse pero, a la vez, se puede tener el tiempo suficiente para “enmendar” y corregir el rumbo de forma adecuada, sin que eso vaya a tener implicaciones muy costosas a futuro. No obstante, aquí le hacemos un ‘recorderis’ de las herramientas para poner en práctica:

Pero en esta ocasión vamos a hablar de esas formas de actuar con respecto al gasto y a las compras en general que, aunque se creen positivas o válidas, por muchas circunstancias o condiciones, realmente lo que hacen es hacer más difícil que usted cumpla con sus metas financieras y obstaculizar su camino para vivir una vejez tranquila.

Los jóvenes adultos suelen empezar su primer contacto con la verdadera realidad financiera, cuando empiezan a hacerse cargo de las cuotas de su crédito estudiantil, así como cuando se quedan sin cupo en la tarjeta de crédito; por lo que pareciera que la deuda es algo común en esta época, según un estudio de la Universidad Estatal de Ohio.

FP le recomienda leer “Las 9 mejores compras que puede hacer alguien a sus 20”.

En ésta también se establece que había una correlación entre las deudas y la autoestima, ya que entre más se “poseyera” había un mayor sentimiento de dominio y de empoderamiento, que era mucho mayor al estrés que tendrían que sobrellevar luego por buscar la forma para pagar dicha deuda.

• Tomar decisiones bajo los efectos del alcohol: este puede ser uno de los mayores dolores de cabeza para muchos ya que en “son de fiesta” y teniendo el sueldo del mes disponible, se suele pensar en la famosa frase “sólo se vive una vez”, por lo que lo que pueda suceder esa noche siempre será algo a lo que los jóvenes adultos le dan luz verde.

Así, es como terminan pagando altas cuentas en un bar o en restaurantes costosos, simplemente por sentirse satisfechos y compartir con sus amigos. Lo cierto es que habrá una alta probabilidad de que estos jóvenes terminen, como siempre, recurriendo a sus padres para solventar lo que resta del mes o de la quincena. De acuerdo con LearnVest, a esta edad es vital aprender a decir “hasta aquí llego yo”, no sólo por los efectos de la borrachera, sino también por el bienestar de su bolsillo.

• Una relación eterna con su celular: aunque es una de las herramientas básicas de trabajo y de comunicación para muchos de estos jóvenes adultos, hay que aprender a hacer un buen uso de éste, especialmente cuando representa una cuenta que llega mes a mes. Puede que las tarifas le resulten económicas, pero si hace los cálculos por año puede llevarse una mala sorpresa.

Así, la idea es empezar a ser más inteligente en el uso de estos dispositivos, aprovechando al máximo las posibilidades que da internet para la conexión y comunicación (lo que le ahorraría un plan de datos) y desconectándose de vez en cuando para hacer que su plan dure un poco más y no termine pagando recargos extra al nivel del mes.

• Responder a los deseos: e impulsos. Lo que se relaciona también con las compras compulsivas. Ya sea por un estado de ánimo o porque siente que es una “necesidad” de su generación; hacer compras cuando no hay una verdadera razón lógica y argumentada detrás, es uno de los más grandes flujos de pérdida de dinero. Quizá por eso es que tiempo después se arrepiente del color de aquella blusa o esa elíptica terminó como perchero en su casa.

La pregunta básica para empezar a superar esta situación es hacerse las siguientes preguntas:
– Cuánto va a durar esa compra?
– Me dará una utilidad más allá de la sensación de placer?
– Puedo ahorrar para comprarlo luego?

• Creer en las ofertas: uno de los principales errores que cualquier persona comete es hacerle caso y creer que todo aquello que diga “oferta” realmente es una oferta. El problema es cuando un joven adulto justifica una compra porque, simplemente, estaba en promoción. A veces estos son solamente trucos de los comercios, porque quizá usted nunca supo cuál era el precio de ese producto o servicio un mes atrás.

De acuerdo con el Huffington Post, todas las compras deben ser planificadas e, incluso, con lista en mano, para que así usted pueda concentrarse por completo en lo que realmente necesita y no en aquello que los demás quieren que usted compre.

Pero también un ejercicio de comparación puede ser útil, lo que implica tener paciencia y el tiempo suficiente para verificar si realmente esa promoción que le ofrecen vale la pena.
• Usar la tarjeta para todo: cuando no se comprende que la tarjeta no es dinero en efectivo sino una deuda bastante costosa, ocupar todo el cupo disponible de este plástico pareciera una tarea sencilla de completar. El problema es que no se entiende el impacto: por un lado, los jóvenes adultos no entienden la noción de la tasa de interés, que es como esa especie de “impuesto” por usar dinero que no tiene y, por otro lado, no tener en cuenta el impacto de esos malos hábitos de compra en el reporte o historial crediticio.

Quizá usted no lo note, pero siempre va a terminar pagando muchísimo más de lo que realmente cree que está pagando por su tarjeta de crédito. No sólo por la tasa de interés, sino también por las cuotas de manejo que también puedan aplicar por su uso. Solo cuando entienda que no es dinero disponible, sabrá darle el uso correcto a este plástico.

• Usar el fondo de emergencia: ya sea para una noche con amigos o porque finalmente encontró ese producto, con un bajo precio, que tanto había esperado. A no ser que sea que haya planeado dicho fondo con ese único objetivo (pero que no tendría que llamarse, entonces, de “emergencia”), no hay sentido para que disponga de ese dinero.

Recuerde que una de las estrategias más útiles, cuando se es joven adulto, es contar con el dinero suficiente en caso de que llegue a quedar desempleado o se presente una situación complicada en su hogar, en la que necesite de una suma importante de dinero. La estrategia de éste fondo es que tenga, mes a mes, entre el 2% y el 5% de su salario y que sea un dinero “invisible” para usted, es decir, que no pueda tocar ni mover a su antojo, pero que si lo necesita, esté disponible.

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