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Buenas prácticas de continuidad en las dinastías familiares – parte 2


“La buena gobernabilidad sostenible en una dinastía familiar, trata es de compartir consiste estructuras, cultura, visiones y procesos que llevan a la familia a generar un sistema unificado de creación de bienestar y riqueza, para todos los miembros familiares y la sociedad en general” .

En una publicación previa me refiero a  las buenas prácticas como claves de la ecuación de la continuidad de las empresas familiares en cada una de las dimensiones en temas jurídicos y de la implementación de los acuerdos de familia en las estructuras legales, así como también, a la profesionalización de la comunicación en los diferentes ámbitos de la familia, la empresa y el patrimonio. Adicional a estas buenas prácticas, mencioné la formación de las siguientes generaciones, tema en el que solo la experiencia en tiempo ha demostrado, que la generación mayor ve la incorporación de la siguiente generación como parte de un proceso de transición, más allá que un proceso de sucesión.

Los procesos de transición han evolucionando dado a que los retos de las familias denominadas dinastías familiares nos enseñan sobre la flexibilidad de adaptarse a los nuevos entornos, en las que  normalmente la generación menor tenía que hacer un esfuerzo mayor para poder avanzar  y alcanzar a la generación mayor. Sin embargo, en los últimos 15 años, la tecnología y la globalización están imponiendo un entorno totalmente nuevo en el que hoy en día la generación mayor requiere por primera vez hacer un esfuerzo adicional y de la mano con la generación del milenio. Por lo anterior, es previsible concluir que las estrategias de éxito de las décadas pasadas ya no son garantía de éxito del futuro inmediato.

Estamos presenciando cómo los modelos de negocios tradicionales están quedando obsoletos, parte de las buenas prácticas de los miembros de la familia que están relacionados con los negocios es establecer reuniones sin agenda para desarrollar un tema particular; en este sentido, quisiera mencionar un caso en la práctica de una familia Centroamericana que va en el paso de la sexta a la séptima generación, en la que establece una reunión de familia para hablar de los fracasos y conflictos incorporando a estas reuniones a miembros junior de la familia.

Otras buenas prácticas que considero fundamentales a la hora de planificar la continuidad es el de establecer mentorias a cada miembro de familia de la siguiente generación en temas financieros, de emprendimiento, de liderazgo empresarial, de liderazgo familiar, de trabajo en equipo y en la resolución de conflictos, entre otros.

Cuando se trata de preparar a las siguientes generaciones, independientemente de si estos miembros de familia van a trabajar en la empresa familiar o no, es importante subir su nivel de conocimiento en  temas financieros, tanto como corporativos, como también en lo que se refieren a finanzas personales; que desarrollen habilidades y conocimientos en innovación y emprendimiento, desarrollarse en entornos colaborativos, aprender a tomar decisiones en equipo y desarrollar una cultura de liderazgo familiar; cultura  en la que la preocupación de cada miembro de familia por sí mismo, debe ser  igual de importante que la preocupación por cada miembro de familia; en otras palabras, los buenos líderes familiares se preocupan no solo por sí mismos sino también por cada miembro de la familia.

El desarrollar conocimientos en temas fiscales y tributarios, en especial en países de alta tributación es casi una obligación, como futuro empresario responsable del patrimonio personal y familiar, la planificación tributaria es un tema cada vez mas sensible en el tiempo. El realizar trabajos previos y por fuera de las empresas de la familia, también es una práctica que se ha extendiendo y generalizando cada vez con mayor relevancia siendo esta una buena práctica en varios países.

Es el caso de una empresa familiar argentina de por lo menos 6 generaciones, donde encontramos que la generación a cargo de la empresa en estos momentos está en edades relativamente jóvenes y han solicitado que los miembros de la siguiente generación (a la cual, según su Protocolo de Familia deben trabajar por fuera de la empresa por lo menos 5 años),  se les exige que aparte de los 5 años de experiencia externa, también tengan como mínimo la edad de 30 años para poder ingresar a trabajar en las empresas de la familia, con lo cual es visible que la tendencia en algunos casos es cada vez mayor, esto porque las familias han encontrado en este tipo de prácticas un mayor valor agregado.

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