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El dilema de Airbnb, impuestos y regulación a su operación


En la última década, el rápido crecimiento de las nuevas tecnologías en los países emergentes abrió la posibilidad de nuevos negocios. Con la penetración de equipos como smartphones y tabletas se diluyó, en alguna medida, la frontera entre las iniciativas reguladas y las que no, creando servicios paralelos que si bien han demostrado suplir las necesidades de un amplio segmento de usuarios, generan entre los empresarios tradicionales y los entes de control, discusiones sobre normativas y permisos.

Esto sucede con el servicio de Airbnb, que nació en 2008 en San Francisco bajo el nombre de Air Bed and Breakfast y cuya finalidad es servir de intermediario entre la oferta y demanda de servicios de hospedaje en casas, apartamentos o incluso castillos, que no están dedicados al negocio de la hotelería, es decir, a través de esta plataforma usted puede poner su casa en el mercado para recibir turistas y cobrar por el hospedaje o buscar dónde quedarse en un viaje. 
Según sus estadísticas oficiales, han logrado movilizar más de 40 millones de huéspedes en los más de 190 países en los que ya tienen gente inscrita, con un alcance de más de 34.000 ciudades y 1,4 millones de anuncios. Su valorización alcanza los US$25.500 millones y esperan cerrar 2015 con una facturación de US$900 millones, lo que demuestra la viabilidad del modelo. 
Solo en Colombia, explicó Airbnb, la tasa de turistas que usa sus servicios creció 170% en el último año. La mayoría de los visitantes provienen sobre todo de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Australia. Las ciudades más visitadas son Bogotá, Medellín y Cartagena y la media de cobro por noche está en US$60, aunque Casa María en La Heroica, que es la más costosa del mercado local, alcanza los US$950. 
Sobre el perfil demográfico de los usuarios colombianos, revelaron que 55% son mujeres y que la edad promedio de los viajeros es de 33 años. Para el caso de quienes prestan los servicios de hospedaje, el promedio es de 40 años. Entre los destinos donde los colombianos más usan Airbnb están Estados Unidos, España, Francia, Italia, Brasil, Argentina y Alemania.
El modelo de negocio de Airbnb, según una explicación reciente de sus voceros en Europa, es cobrar una tasa que oscila entre 10% y 15% por los servicios prestados. El resto, explican, se queda en las economías en las que se genera el hospedaje. Esto lleva a una discusión sobre impuestos, competencia y regulación del sistema.
De acuerdo con Gustavo Adolfo Toro, presidente de Cotelco, “el efecto de la economía colaborativa en un sector como el turismo es total, más cuando las condiciones de competencia resultan desiguales en términos de cargas impositivas, requisitos de operación y control de las autoridades. Desde luego no estamos en contra de modelos de este estilo, pero sí consideramos que las reglas de juego deben ser iguales para todos para evitar la competencia desleal”.
El directivo dijo también que las autoridades colombianas no están monitoreando estas actividades y que el sector debe buscar una reglamentación y un marco legal para que se opere en igualdad de condiciones. Añadió que “es urgente revisar el tipo de oferta para evitar publicidad engañosa y tener especial atención con la seguridad en estos lugares pues no se lleva control de ingreso ni registro de visitantes extranjeros”. 
A esta discusión se han enfrentado en otros países. En Barcelona, por ejemplo, Generalitat, el regular local, les impuso una sanción de 30.000 euros el año pasado por ofrecer alojamientos ilegales. Este precedente obligó a Airbnb a proponerle a las autoridades de esa ciudad pagar una tasa sobre el dinero que genera el negocio, algo que están haciendo en Amsterdam (Holanda). 
Frente al tema, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones dijo a LR que “tenemos un gran desafío regulatorio frente a los impactos sectoriales de la digitalización, en sectores como el hotelería, transporte o los servicios financieros. Al respecto, es importante señalar que estos desafíos regulatorios obligan a los reguladores y formuladores de políticas públicas de cada sector a analizar las nuevas realidades derivadas de la economía digital. En ese sentido, el Ministerio TIC no regula  ningún sector diferente al TIC, pues las competencias regulatorias son de cada sector. Sin embargo, el Ministerio apoyará al análisis para generar políticas públicas y regulaciones que amparen nuevas realidades”.
En lo que respecta a garantías del usuario, Airbnb cuenta con una política que permite solicitar la devolución del dinero de la reserva si no hay cumplimiento de las condiciones básicas del servicio. 
Además, las compras por internet están reguladas en Colombia a través del estatuto del consumidor, capítulo VI. Ahí, bajo la protección al consumidor de comercio electrónico, se establece qué tipo de información se debe suministrar, el plazo de validez, la veracidad y los mecanismos de soporte. 

Los servicios online en la promoción
Para María Claudia Lacouture, presidenta de Procolombia, los servicios en línea son una herramienta aliada para la promoción turística del país pues muchos usuarios prefieren su modelo. “las agencias de viajes online juegan un papel importante en nuestro trabajo de promoción turística, ya que mantienen un contacto directo con el público final.  Trabajamos en conjunto para mostrar las experiencias turísticas del país, bajo la campaña ‘Colombia es realismo mágico’, a los consumidores que en sus búsquedas muestran un interés especial hacia atractivos similares a los colombianos”, 

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