De acuerdo con el Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial 2014-2015, las empresas colombianas enfrentan una tasa de tributación del 76 por ciento sobre utilidades antes de impuestos, con lo cual nuestro país se ubica en el puesto 139 entre 144 países.
Las empresas nacionales enfrentan la tasa de tributación más alta de América Latina, después de Argentina y Bolivia, y la quinta más elevada del planeta. En el marco de la Alianza del Pacífico, Chile ocupa el lugar 28, con un nivel de tributación del 27,7 por ciento; Perú se ubica en el puesto 66, con gravámenes de 36,4 por ciento, y México detenta el lugar 122, con una tasa impositiva del 53,7 por ciento.
El informe Doing Business 2014 del Banco Mundial, realizado con el soporte técnico de PricewaterhouseCoopers (PwC, sustenta plenamente lo anterior.
El análisis abarca los impuestos y contribuciones exigidos por el Gobierno a una empresa colombiana promedio del sector manufacturero o comercio, con sesenta empleados. La carga tributaria comprende el impuesto de renta, de industria y comercio, la carga parafiscal, contribuciones a la seguridad social, aportes pensionales, impuestos prediales y de vehículos, gravamen a los movimientos financieros del cuatro por mil y la sobretasa a la gasolina.
Según el el Banco Mundial, la tasa de tributación en Colombia es, en efecto, del 76 por ciento sobre las utilidades brutas, mientras que en los países de la Ocde, la tarifa promedio es de 41,3 por ciento. En América Latina y el Caribe, la carga impositiva sobre utilidades es del 47,3 por ciento.
PwC explica que la medición del Banco Mundial se realiza con las normas tributarias aplicables del año 2012. Sin embargo, PwC sostiene que si en Colombia se calculara la tasa de tributación con los cambios adoptados por la reforma tributaria del 2013 –que en materia de renta y parafiscales se aplican este año– la tasa total de tributación del país descendería a 70,8 por ciento.
No obstante, Colombia seguiría teniendo la tercera tasa impositiva más alta de la región y una de las más elevadas del globo, al lado de Algelia y Chad.
Lo anterior no tiene en cuenta el impuesto al patrimonio, gravamen antitécnico que, además de frenar la capitalización empresarial, eleva la tasa total de tributación de las empresas nacionales que lo pagan.
En consecuencia, el Banco Mundial y el Foro Económico Mundial confirman que las empresas locales se encuentran bajo una asfixiante cascada impositiva, que debería ser objeto de profunda reflexión antes de echarles nuevamente el guante con nuevas reformas tributarias.
La verdad es que los empresarios nacionales que pagan sus gravámenes no aguantan más impuestos.
Es incuestionable que la estructura impositiva doméstica golpea torpemente la competitivivad de las compañías colombianas y promueve ciegamente la evasión fiscal.